La Lucha en Argentina desde el siglo XVIII

 Historia de la Lucha en Argentina desde el siglo XVIII

El 7 de agosto del año 1841, en el Teatro de la Victoria, había aparecido el primer “Hércules”, Felipe Veltri, haciendo exhibiciones de fuerza  y educación muscular. El señor Veltri denomino a su espectáculo; “Exhibición de Pruebas Herculinas”, que admiraron a todo el mundo entonces.

Algunas vagas referencias que han quedado sobre su persona nos lo pintan como un hombre pulcro con un cuerpo inteligentemente trabajado y con gran dominio sobre su musculatura. Este atleta actuó en el teatro de la Victoria durante los entreactos de las representaciones dramáticas.

De un programa de la función del jueves del 12 de agosto del mismo año, en la cual se represento la comedia “Una Travesura de Amor”, entresacamos las siguientes referencias sobre su trabajo:

1° actitud: La presentación del Gladiador

1° Prueba: Los brazos de hierro (que consiste en asirse con las manos de una columna firme y tirar el cuerpo al aire hasta ponerlo en horizontal)

2° Posición Académica: El Gladiador Combatiendo

2° Prueba: Las Piernas de Hierro (lo mismo que la primer prueba pero con las piernas)

3° posición Académica: El Gladiador desafiando al Rayo

3° Prueba: La Penitencia (aumentada de la primera con dejar caer el cuerpo hasta ponerlo perpendicular, y volver a levantarlo con los brazos cruzados)

Pruebas y actitudes que servirán de fin de fiesta

1° Posición Académica: La Sospecha del Gladiador

1° Prueba hercúlea Nueva: Las Fuerzas de Hércules (que consiste en levantar con cada mano una persona en el fondo del teatro y bajar con ellas hasta la embocadura del proscenio)

2° La Silla Gladiadora (mejorada y aumentada con levantar un peso mayor a 40 kilos y mantener con el cuerpo horizontal)

3° La Columna Gladiadora (mejorada también y tomadas todas las precauciones para que gire con la mayor velocidad y el público quedara satisfecho)

Lo que en lenguaje técnico de la época se llama: Actitudes y posiciones Académicas a una especie de gimnasia (mezcla de lo que hoy se denomina Rítmica y Sueca) que el atleta trata de identificar en un personaje y en una actuación (el gladiador combatiendo, desafiando, sospechando, etc.).

Antes de que se presentara esta función, por carteles repartidos por las calles, el Señor Veltri desafiaba a Luchar al estilo Romano. ¡Nadie acepto! En esa época, el ejercicio físico metodizado y la fuerza muscular de esta clase eran desconocidos entre los criollos.

En noviembre del año 1844 aparecieron en el Teatro de la Victoria los Hércules y Luchadores llegados de Italia, Pablo Scotto, Lorenzo Mascardi y Sebastián Bocconi. Hacian cuadros plásticos, grupos artísticos y Luchas de Gladiadores. En el 1845 estos mismos se pasaron al Circo Olímpico.

Mr. Mathevet (Anexo 1)

En agosto del año 1846 trabajo en el Circo Olímpico una compañía norteamericana e inglesa, de Mr. Mathevet, dando algunas funciones en el Teatro Argentino y en el Teatro de la Victoria.

La presentación que se llevo a cabo en el Teatro Argentino fue en carácter de “Hombre Forzudo”. Actúa en los entre otras, “La gran experiencia del Mariscal de Saxce”, que consiste en doblar un patacón (moneda de plata) con la sola fuerza de sus dedos y la prueba de ”El  carbonero del salerto”, en la que el Señor Mathevet coloca en los bordes de dos vasos llenos de agua un pedazo de madera de seis pulgadas (15,24 cm) de circunferencia, examinado por los espectadores para evitar toda trampa, y con otro pedazo de madera más pequeño la rompe de un solo golpe sin derramar el agua de los vasos.

Las exhibiciones de levantamientos de pesas y demostraciones de fuerza física son denominados: “El sueño de Hércules o La noche de los muertos”.

En 1847 Mr. Mathevet organiza un torneo de Gladiadores en el Circo Olímpico, con la compañía norteamericana e inglesa y anuncia que “Los modernos Gladiadores Argentinos harán ejercicios que los antiguos romanos practicaban en sus circos de pugilato”. El mismo año junto a la compañía gimnastica de Luis Ferruni y su esposa que estaban trabajando en el Teatro de la Victoria, y Mr. Mathevet y su compañía, se pasan a un circo en Barracas al Norte.

Mr. Mathevet, fue el primer introductor de la Lucha Greco-Romana con reglas, llamándola por entonces “Gran Lucha de Gladiadores de los tiempos de los Emperadores Romanos”. Los avisos repartidos decían: “El Profesor Mathevet, ha instruido a varios individuos para dar al publico de esta capital un gran espectáculo de carácter antiguo, que no podrá menos que llamar la atención de todos los habitantes de esta capital, y en el que los Modernos Gladiadores Argentinos, harán los ejercicios que los antiguos romanos practicaban en sus circos de pugilato”.

“Reglas del torneo (sacada de los anales de la historia del Capitolio):

1° Esta permitido a todo Gladiador, para vencer a su contrario, agarrarle de la cintura y cabeza, pero de ningún modo de las demás partes del cuerpo.

2° No se declarara vencido a ningún Gladiador, ínterin no haya caído por tres veces en el suelo, de costado o de barriga, en la inteligencia que si cae de espaldas una sola vez, se declarara vencido.

3° Los dos últimos vencedores del torneo, tendrán derecho a un premio de 200 pesos uno, y el último vencedor lo tendrá de 500 pesos.

Articulo de Rigor: Todo Gladiador vencido en el torneo, no tiene derecho a pedir a su adversario satisfacción bajo ningún pretexto”

Pero la falta de cumplimiento a este articulo de rigor, fue la causa de la prohibición de las Luchas, pues raro fue el Gladiador porteño que vencido no quedara “con sangre en el ojo”, y muchas ganas de hacer cualquier otro esfuerzo, pero esta vez con cuchillo.

Mr. Mathevet se reía a veces de las calenturas de los que perdían y otras veces se fastidiaba mucho porque le perjudicaban. Felipe Veltri fue el primero en intentar hacer Lucha Romana en Buenos Aires, pero Mathevet, el primero, dos años después, en ejecutarla en la forma en que verdaderamente ella es y tal como hoy día se conoce y realiza.

En 1848, volvió a repetirse el torneo, pero su práctica no se generalizo. En este año, se inauguro un nuevo circo el de Nueva York, ubicado en la esquina de Temple y Maipú (Viamonte y Maipú), donde la compañía de Mathevet se traslado después de trabajar en Barracas. Los artistas Italianos Pablo Scotto y Lorenzo Mascardi Hércules y Luchadores también fueron a trabajar al mismo circo. También aquí se Lucho.

Como se ha dicho, la práctica de la Lucha Romana no se generalizo en el país, y en los muchos años que pasaron hasta la llegada de Pablo Raffetto.


Paolo Raffetto

Nació en Génova (Italia) el 23 de abril de 1841, hijo de Nicolo Raffetto y Berta Piccasso. Desde joven se inició en la vida del artista circense. A los 19 años, fundó una sociedad gimnástica, especializándose en ejercicios atléticos, bajo la dirección de dos maestros; el primero fue el famoso Leonard (anguila), luchador francés, dándole las primeras lecciones de lucha greco-romana que luego perfecciono con un griego maestro celebre de lucha greco-romana, Cicuro Amato. Al cabo de cuatro meses de aprendizaje, en setiembre de 1867, se trasladó a las ferias de Marsella (Paris) con su maestro, donde se lo contrató en el Real Circo como luchador “Hércules”, y por su atracción física constituyo uno de los números principales.

A la llegada del famoso luchador Cadet se concertó un encuentro entre ambos. Fue anunciada por toda la ciudad la lucha entre Raffetto “Le cannonier” y Cadet “Le rois des luttes du monde”. A los pocos instantes de lucha Raffetto echo de espaldas a Cadet con un “roule” a la izquierda, ante 3.500 espectadores, venciéndolo fácilmente. La ovación que le tributaron por la Azaña, lo llevaron en hombros en traje de lucha hasta el hotel donde paraba con su maestro. Dos meses después (Noviembre del 1867), Raffetto triunfó en un campeonato realizado en Turín con luchadores de varias naciones.

En relación con esta actividad atlética nació el apodo de “Cuarenta Onzas”. El origen del mismo, es conocido por muy pocos. Hallándose en su ciudad natal, Génova, leyó unos prospectos publicados por la empresa Giovanni Chiarella en los que se anunciaba al invencible campeón francés de lucha romana, señor Amateur. Se presentó al empresario y cruzó con él una apuesta de cuarenta onzas de oro. El encuentro concertado tuvo lugar en una gran cancha conocida por de Balón, en los alrededores de Génova. Dice Raffetto que más de 20.000 almas presenciaron la lucha; que era tal la expectativa que dominaba al público, que no se oía ni el vuelo de una mosca. Ese día se cruzaron apuestas por valor de 400.000 francos. Se habían realizado tres asaltos cuando Raffetto dio en tierra con su adversario por un golpe de anca. Amateur estaba vencido y una ovación colosal se oía en la cancha. Sin embargo, los jueces declararon que las dos espaldas no habían tocado en tierra. Se llevó a cabo un nuevo asalto por esa circunstancia, y a los cuatro minutos Raffetto vencía en un “tour de ventre” a su contrario. Esta vez no lo soltó; lo tuvo tendido en el suelo con los brazos abiertos, mientras gritaba: “hagan entrega de las cuarenta onzas de la apuesta si quieren que lo deje levantar”. El público lo llevó luego en andas en medio de los aplausos y vítores. ¡Viva Cuarenta Onzas!, se oía por todas partes. ¡Viva Cuarenta Onzas!”.

A fines de 1869 llegó a Buenos Aires. Desembarco aquí el 19 de Diciembre y fue a hospedarse al Hotel Marítimo, que existía en la calle 25 de Mayo. Poco después, alquilo el Teatro Alcázar, en la calle Victoria (hoy Hipólito Irigoyen), mediante la fianza del señor Cayetano Pezzi, empresario del Teatro Colon. En ese Teatro realizo su primera presentación  realizando diecinueve espectáculos programados con exhibiciones de lucha romana, ejercicios y su increíble número del cañón, que era una de las pruebas más emocionantes que ejecutaba; la misma consistía en el disparo de un cañón de 250 kilos cargado con 500 gramos de pólvora. Ponía el cañón cruzado sobre los hombros y un artista encima con dos banderitas que hacía flamear después que encendía la mecha y disparaba el tiro. Este artista era Felipe Rolando, un rosarino muy travieso. Un día le jugó una broma a Raffetto, cargando el cañón con la pólvora y dos ladrillos hechos pedazos. En el momento de disparar el cañón Rolando no apareció por el circo, estaba escondido esperando el instante del disparo para ver desde su escondite, rodar por el suelo al Hércules, pero falló el travieso pues “40 onzas” triunfó como siempre, solo que con el cañonazo se quedó el circo a oscuras, apagando las lámparas de kerosén, y rompiendo muchísimos vidrios de la vecindad que Raffetto tuvo que abonar sin protestas.

Las enseñanzas del Catcher griego, se transforman en una importante fuente de trabajo para el genovés. Los espectadores lo desafían a pelear en las funciones, y es así que la lucha se transforma en el plato fuerte del espectáculo. El reglamento recomendaba: “Es prohibido poner los dedos en los ojos como de hacer uso de los dientes”, y también “se avisa a los luchadores de no pegar cabezazos, no cometer acciones hostiles”.

Terminada la temporada se embarcó hacia Río de Janeiro donde trabajó con gran éxito.

Reapareció en el Teatro Rivadavia, de Barracas, el último domingo de agosto de 1871, oportunidad en que sostuvo varias luchas con los más fuertes vascos del lugar y sus alrededores, venciéndolos a todos. Después pasó al Teatro de París, en la Boca, y luego al Circo Chiarini, instalado entonces en la Plaza del Parque. En este último, actuó casi tres años consecutivos, ofreciendo sus ejercicios, los números como “Hércules” y las luchas, si había con quien medir sus fuerzas. Allí prosperó económicamente, y afirmó sus actividades de empresario trayendo celebridades mundiales.

 


(Raffetto izquierda-Chiarini derecha)

 

Ya como propietario de circo, viajó nuevamente a Brasil y a Montevideo (donde trabajo con el empresario Pestalardo). De regreso a Buenos Aires alquiló el terreno de Corrientes y Paraná, donde estuvo el Circo Arena, para presentar una gran compañía con espectáculos de lucha.


Antes de 1874 en el terreno mismo se levanto una humilde carpa de circo, que luego se mejoro con una estructura de paredes de ladrillos y madera. Se lo llamo Arena.

 Algunos entusiastas del deporte hicieron venir desde Francia al famoso luchador Ceferino Capdevila Rayo, para que enfrentase a Raffetto, que aquí no tenía rival. La lucha se llevó a cabo el domingo 7 de enero de 1874, ante una concurrencia de 3.000 espectadores, donde se estableció que la lucha continuaría hasta que uno quedara vencido. Los luchadores aparecieron en el picadero se dieron la mano y quedaron en posición de ataque. Capdevila dio a Raffetto dos empujones tirando simultáneamente golpes de derecha e izquierda con gran rapidez. Raffetto evito el juego del contrario y sobre la marcha le hizo un “roule” de anca con tanta seguridad que puso a Capdevila  de espaldas en el suelo.

Al domingo siguiente, una comisión de caballeros se presento en el circo en momentos en que Raffetto estaba luchando con John Farrel, de 24 años de edad y 131 kilos de peso llamado El Gigante, a quien también venció. La comisión ofreció a Raffetto una medalla de oro con la siguiente inscripción: “Al Hércules Italiano Pablo Raffetto – Sus Amigos y Admiradores”. En el reverso se leía: “En honor de haber volteado al famoso luchador francés Ceferino Capdevila – Buenos Aires, enero 7 de 1874”.  No menos resonantes fueron sus triunfos sobre el polaco Iván. En Montevideo venció al francés J. Batailler, convirtiéndose en el hombre más fuerte del Plata. Para no enfriar el entusiasmo de sus admiradores, en Buenos Aires ofreció por los periódicos una considerable prima al que lo venciera.

En 1875, reconocido como “el Hércules del siglo” dirigió el “Círculo de lucha a la romana”, ubicado en Buen Orden (hoy Bernardo de Irigoyen) y Garay.

Cuando el interés comenzó a decaer, concibió la posibilidad de una lucha con un animal pesado. Adquirió entonces un oso y lo adiestró para ejercicios de lucha, ofreciendo 50 pesos oro al que fuese capaz de voltearlo. El número constituyó un éxito resonante. El oso combatió 169 veces sin caer jamás hasta que tiempo después murió en Rosario misteriosamente.

Raffetto actuó en los años subsiguientes en el Uruguay con variada fortuna económica. Allí conoció en Canelones a la familia Podestá, en 1877, que se hallaba en los inicios de su carrera artística. Raffetto los contrató para algunas funciones locales, y en 1880, formalizó con ella un convenio por seis meses para trabajar en Dolores, en el sud de la provincia de Buenos Aires.



Luego inauguró en esta capital el “Politeama Humberto Primo” (1882), sito en las calles Moreno y Cevallos. La compañía estaba integrada por cuarenta artistas, ocho niños, treinta caballos, ocho perros sabios, un oso de Rusia y un macaco africano. En 1883 participa también la familia de gimnastas Pereira, que era un grupo local.

El mismo año estaba por la ciudad una Compañía que arribo en el año 1881en el Politeama Argentino. Era la nueva compañía Ecuestre Italiana de Natale Guillaume. Dentro de esta compañía estaba el gran luchador y Hércules Basilio Bartoletti.

Raffetto se midió con el fuerte Bartoletti antes de que este último dejara el país para siempre. Después de varios encuentros, finalmente Raffetto obtuvo la victoria.




Basilio Bartoletti



 

En el barrio de San Telmo levantó hacia 1886, otro local. Al propio tiempo, atendió además del Politeama Gálvez de Santa Fe, otro establecimiento en Rosario que adquirió renombre porque se representó la pantomima Juan Moreira, suspendiendo la Municipalidad la función por entender que el espectáculo fomentaba el espíritu de rebeldía entre el paisanaje.

En Enero de 1904 en el diario radical La Libertad anuncia la llegada del Circo Raffetto a la ciudad de Córdoba. Cita del diario cordobés del 22 de enero del 1904: “Para mañana ha organizado una función especial el Director Raffetto en el que el actuara despertando como es consiguiente inusitado interés. Por última vez en la presente temporada se repetirá la lucha romana entre los campeones de la fuerza Don Pablo Raffetto y el luchador cordobés Domingo Cabrera, lo que es más que suficiente atractivo para que el circo se vea mañana sumamente concurrido por los aficionados a ese género de espectáculos que tanto interés despierta”.

En 1905, llegó con sus carpas hasta Jujuy, y en 1912, adquirió un terreno en Tucumán donde construyó un local de espectáculos circenses.

Cuando Raffetto abandonó sus actividades de luchador, se transformó en director de pista; sostuvo diálogos con payasos en su pintoresca media lengua criollo-genovesa; intervino en pantomima y sainetes; presentó algunos números de “Strongman”, ofreciendo dinero a quien se atreviese a realizar los mismos ejercicios que él. De estas ocupaciones de Raffetto ha quedado un nutrido y gracioso anecdotario.

Su esposa Luisa y sus hijos Ángel, Agustina, Josefa, Rosa y Margarita, también se incorporaron a la compañía, y se destacaron como pruebistas, malabaristas, ecuyéres, etc.

Fue tan conocido en todo el país, en el Uruguay y Brasil, que con acierto un cronista de “La Prensa” le apodó el “Bárnum genovés”.

Le sorprendió la muerte en Córdoba en 1913, cuando se hallaba con una “troupe”.


Babel E. Sambueza

Este articulo fue una investigación propia.

Fuente
Agüero Mielhuerry, Eduardo –
 José “Pepe” Podestá y su familia en Azul, El Tiempo, abril (2020)
Cutolo, Vicente Osvaldo –
 Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, Buenos Aires (1983)
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Pellettieri, Osvaldo –
 Historia del Teatro Argentino en Buenos Aires, V. I, Ed. Galerna, Buenos Aires (2005)
Podestá, José J. –
 Medio siglo de farándula, Gob. Pcia. de Buenos Aires, (1986)
HISTORIAS DE LA CIUDAD. Una revista de Buenos Aires
Declarada de “Interés de la Ciudad de Buenos Aires” por la Legislatura del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Año IV N° 18 – Diciembre de 2002
I.S.S.N.: 1514-8793
Registro de la Propiedad Intelectual N° 100.991. Año de referencia del artículo: 1860. Historias de la ciudad. Año 4 Nro. 18

Historia del Teatro en Buenos Aires por Mariano G. Bosch

El Teatro en Buenos Aires durante la época de Rosas por Raúl H. Castagnino.